martes, 21 de julio de 2009

Santa María Magdalena.


María Magdalena fue así llamada ya sea por nacer en la localidad de Magdala, cerca de Tiberías, en la costa oeste de Galilea, o posiblemente por una expresión Talmúdica que significa “cabello crespo de mujer”, aunque el Talmud la describe como una adúltera.En el Nuevo Testamento, ella es mencionada entre las mujeres que acompañaron y siguieron a Cristo (Lucas 8, 2-3) donde también se dice que habían sido echados fuera de ella siete demonios (Marcos 16, 9). Ella es la segunda persona nombrada a los pies de la cruz (Mc 15,40; Mt 27,56; Jn 19,25; Lc 23,49.) Ella vio a Cristo yaciendo en su tumba y fue la primera testigo reconocida de la Resurrección.Como un todo, los Padres Griegos distinguieron tres personas: la “pecadora” de Lucas 7,36-50; la hermana de Marta y Lázaro, Lc 10,38-42 y Jn 11; y a María Magdalena. Por otro lado, la mayoría de los Latinos sostuvieron que estas tres personas fueron una y la misma. Los críticos Protestantes, sin embargo, creen que eran dos, y tal vez tres personas distintas. Es imposible demostrar la identidad de las tres; pero aquellos comentaristas sin lugar a dudas fueron demasiado lejos al aseverar, como lo hizo Wescott (en Jn 11,1) “que la identidad de María con María Magdalena es una mera conjetura sin apoyo en evidencia directa alguna y opuesta al tenor general de los Evangelios”. Es la identificación de María de Betania con la “pecadora” de Lucas 7,37 la cual es la mas combatida por los Protestantes. Pareciera como su esta renuencia a identificar a “la pecadora” con la hermana de Marta se deba a una falla por entender el significado total del perdón del pecado. Las tendencias con intención de armonizar entre tantos críticos modernos, también, son responsables por mucha de la confusión existente.
El primer hecho, mencionado en el Evangelio en relación al tema bajo discusión es la unción de los pies de Cristo, por una mujer, una “pecadora” en la ciudad (Lucas 7, 37-50). Esto pertenece al ministerio Galileo, precede al milagro de la alimentación de los cinco mil y la tercera Pascua. Inmediatamente después, San Lucas describe un circuito misionero en la Galilea y nos cuenta de una mujer que siguió a Cristo entre ellos siendo “María la llamada Magdalena, de quien fueron exorcizados siete demonios” (Lucas 8, 2); pero no nos dice que es con ella con quien se identifica “la pecadora” del capítulo anterior. En 10.38-42, nos cuenta de la visita de Cristo a Marta y María “en cierto pueblo”; es imposible identificar el pueblo, pero queda claro en ix, 53 que Cristo había definitivamente dejado Galilea y es bastante posible que este “pueblo” fuera Betania. Esto parece confirmado por la parábola precedente del buen samaritano, la cual casi con certeza fue dicha en el camino entre Jericó y Jerusalén. Pero aquí nuevamente notamos que nada sugiere una identificación de las tres personas (La “pecadora”, María Magdalena y María de Betania) y si solo tenemos a San Lucas para que nos guíe, ciertamente no tenemos fundamentos para identificarlas. San Juan, sin embargo, claramente identifica María de Betania con la mujer que ungió los pies de Cristo (12; cf. Mt 26 y Mc 14). Es notable que ya en el 11,.2, San Juan haya hablado de María como “aquella que ungió los pies del Señor” he aleipsasa; Comúnmente se dice que él se refería a la consecuente unción descrita por él mismo en 12:3-8; aunque puede ser cuestionado si hubiese usado la palabra he aleipsasa si hubiese sido otra mujer, y no la “pecadora” de la ciudad. Es concebible que San Juan, sólo porque escribió mucho tiempo después de los eventos y en un tiempo cuando María estaba muerta, que desee apuntarnos que ella era realmente la misma conocida como la “pecadora”. Del mismo modo, San Lucas pudo haber revelado su identidad precisamente porque no deseaba difamar a alguien aún vivo; ciertamente ocurre algo similar en el caso de San Mateo, ( 5:7) quien oculta su identidad con Leví, el publicano.
Si el argumento anterior se mantiene correcto, María de Betania y la “pecadora” son una y la misma persona con María Magdalena. Con San Juan aprendimos el nombre de la “mujer” que ungió los pies de Cristo previo a la última Cena. Podemos notar aquí que parece innecesario mantener esto porque San Mateo y San marcos dijeron “dos días antes de la Pascua” mientras que San Juan dice “seis días”, hay por lo tanto, dos distintas unciones una tras la otra. San Juan no necesariamente quiere decir que la Cena y la unción tuvieron lugar seis días antes, sino que Cristo llegó a Betania seis días antes de la Pascua. Entonces, en aquella Cena, María recibió el glorioso encomio “ella ha realizado una buena obra en Mi...al ungir Mi cuerpo para mi entierro...donde sea que este Evangelio sea predicado...que también lo que ella ha hecho por mi sea relatado en memoria de ella”. Considerando todo esto, ¿es creíble que esta María no tuviera lugar a los pies de la Cruz, como tampoco en la tumba de Cristo? Sin embargo, es María Magdalena quien, de acuerdo a todos los Evangelistas, estuvo a los pies de la cruz y asistió en el funeral y fue la primera testigo registrada de la Resurrección. Y mientras San Juan la llama “María Magdalena” en 19:25; 20:1 y en 20:18, la llama simplemente “María” en 20:11 y 20:16.Bajo de visión de lo que hemos defendido, la serie de eventos constituyen un todo consistente; la “pecadora” aparece temprano en el ministerio buscando el perdón; ella es descrita inmediatamente después como María Magdalena “mujer de la cual salieron siete demonios”; poco después, la encontramos “ sentada a los pies del Señor y escuchando Sus palabras”. Para la mente Católica todo parece natural y apropiado. En un período posterior María y Marta se vuelven a Cristo, el Hijo del Dios Viviente” y El les devuelve a su hermano Lázaro; poco tiempo después, lo invitan a cenar y María nuevamente repite el acto que había realizado como penitente. En la Pasión, ella está a su lado; ella lo ve yaciendo en la tumba; y es la primera testigo de Su Resurrección – a excepción de siempre Su Madre a quien Él debió necesitar que apareciera primero, aunque el Nuevo Testamento es silencioso en este punto. En nuestra visión, entonces, hubieron dos unciones a los pies de Cristo – seguramente no hubo dificultad cuando San Mateo y San Marcos hablaron de su cabeza- el primero (Lucas 7) ocurrió en una fecha comparativamente temprana; la segunda, dos días antes de la última Pascua. Pero era una y la misma mujer que realizó este pío acto en cada ocasión.

http://www.archimeridabadajoz.org/parroquias/parroquia3/biografia.htm

22 de Julio, Festividad de Santa María Magdalena.


Santa María Magdalena, forma parte imprescindible de nuestra Semana Santa. Su imagen, venerada en la Parroquia de San Juan Bautista, procesiona los días Jueves Santo, Viernes Santo por la mañana, procesión en la que se encuentra con Nuestro Padre Jesús Nazareno, Viernes Santo por la noche y Domingo de Resurrección, jornada en la que es la primera en encontrarse con el Resucitado.

La imagen es portada a hombros por sus cofrades, sobre unas preciosas andas talladas en madera, con candelería dorada y siempre engrandecida con rico ornato floral.

Sus nazarenos visten túnica roja y capa amarilla y negra en la procesión del entierro.

Desde nuestro blog, rendimos homenaje y culto a través de esta entrada a la titular de una de las cofradías más dinámicas de la Semana Santa de Pozohondo.


VIVA SANTA MARÍA MAGDALENA!!

martes, 14 de julio de 2009

El Nazareno de Hellín



La devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno en Hellín es una de las más arraigadas en esta localidad, situada al sureste de la provincia de Albacete, en un cruce de caminos entre Murcia, Andalucía, Levante y La Mancha. El Nazareno, es uno de los símbolos de la Semana Santa de Hellín, declarada de Interés Turístico Internacional.

Ya en el S. XVII, los Padres Franciscanos mandan construir la Ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la que se empieza a rendir culto a Jesús con la Cruz a cuestas. Esta ermita, como tantas otras de la entonces villa, fue derruida en el S. XIX.

En 1831, se le encarga un nuevo Nazareno al escultor Santiago Baglietto, afincado por aquel entonces en Hellín, con la intención de que desfilara en las procesiones penitenciales de Semana Santa. A finales del S. XIX, y como consecuencia de la Restauración de la Monarquía Borbónica en la figura del Rey Alfonso XII en 1874, tiene lugar en toda España un proceso de regularización legal de las diferentes asociaciones y colectivos, y las cofradías penitenciales hellineras no escapan a esta corriente. Así, en 1882, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, junto a la Dolorosa y la Soledad, es una de las primeras en constituirse legalmente, siendo designado Hermano Mayor Don Manuel Serra Valcárcel. Hasta el día de hoy, la familia de los Serra ha sido la encargada de velar por el buen funcionamiento de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ayudados siempre por los Periche. El Hermano Mayor actual es Don Luis Jacobo Gil Serra, bisnieto del primero.

Desde su entronización en 1831, primero la primitiva imagen y posteriormente la actual, el Nazareno siempre ha ocupado la capilla situada situada a la derecha del altar mayor en la Iglesia Arciprestal de María Santísima de la Asunción. En 1898 el Cristo estrena una túnica de terciopelo ricamente bordada por Doña Remedios Palanco.

Dieciocho días antes de Viernes de Dolores, justo antes del oficiado como culto a la Dolorosa, comenzaba el novenario en honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno en la Arciprestal, hoy solo celebrado en ocasiones especiales como el 50 aniversario de la llegada de la actual imagen a Hellín.

Así, la Hermandad continúa funcionando a principios del S. XX con el mayor decoro posible, hasta que la Guerra Civil del 36 marca para siempre la Semana Santa Illunemse. La intolerancia se adueña de la población, y se pierde para siempre el rico patrimonio imaginero con el que contaba Hellín, solo salvándose milagrosamente cabeza y manos de Nuestra Señora de la Soledad.

El entonces Hermano Mayor, Don Jacobo Serra Martínez, medita que hacer durante unos años, y en 1944 decide reconstituir la Hermandad. El primer paso es encargar una nueva imagen. El elegido para tallar el nuevo nazareno es Federico Coullaut Valera, que por aquél entonces ya contaba con dos obras que habían calado hondo en la población, la Dolorosa y la Magdalena. La elección no pudo ser más afortunada, pues el escultor vive estos años momentos de especial inspiración, tallando algunas de sus obras más conseguidas como el Cristo de la Agonía de Cuenca o la Magdalena y la Oración del Huerto de Hellín. El Miércoles Santo de 1945, don Federico viaja a Hellín en tren junto al Nazareno, siendo recibido por multitudes de hellineros que acogen con ilusión la nueva obra. El Nazareno de Coullaut Valera es un Cristo especial, tremendamente original. Jesús es representado dando una gran zancada, mientras sostiene con fuerza la Cruz con las dos manos. Si bien el cansancio es máximo, como podemos apreciar perfectamente en su agotada cara o en su espalda muy curvada por el peso de la Cruz, en lugar de encontrarse cabizbajo, Cristo mira al frente alzando sus ojos al cielo, buscando quizás el encuentro con el Padre que le insufle energía.

Rápidamente se consigue un trono, y el Viernes Santo de 1945, el Nazareno de Hellín de nuevo inicia su ascensión al monte Calvario.

En 1946 estrena nuevo trono, obra del tallista hellinero Rafael Millán, tambien encargado de las obras de remodelación del retablo de su capilla, ultimadas estas en 1952. Los primeros años desfila con la tunica bordada por Doña Remedios Palanco, que se consiguió salvar de la destrucción en la guerra, hasta que en 1954 estrena una nueva bordada en oro y con piedras semipreciosas por las MM Carmelitas Descalzas de Albacete.

Los hermanos visten túnicas de terciopelo morado con agremanes de hilo dorado y cordón de seda, cargando pesadas cruces negras en su estación de penitencia.

Para la Hermandad siempre ha sido prioritario el acompañamiento musical. En los últimos años, es tradicional que Miércoles Santo vaya acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores la Verónica de Hellín (fundada en 1950), pues con la Hermandad de la Verónica las relaciones son excepcionales, y el Viernes Santo por la Mañana por la Unión Musical de Cenizate..

Si bien no cuenta con un gran número de hermanos, destaca la gran relación de cariño entre todos, lo que hace que para quienes pertenezcan a esta Hermandad prácticamente sea otra familia. Mucha gente de la misma reside fuera durante el resto del año, pero gracias al fervor al Nazareno, aprenden a amar como cualquier hellinero a Hellín y su Semana Santa.

Prueba de la gran devoción que las gentes de Hellín sienten por Nuestro Padre Jesús Nazareno, son los aplausos al paso de la Imagen en la noche de Miércoles Santo, especialmente intensos a su paso por el Rabal, escena repetida en su ascensión al Calvario el Viernes Santo por la mañana, de cuya procesión es titular y en la que es especialmente significativo el gran número de penitentes que acompañan al Cristo.

En 2008 las hermandades del Nazareno y la Verónica tienen a bien realizar un nuevo acto que, dada la genial acogida entre las gentes de Hellín, a buen seguro pronto será una tradición. A la llegada de la Verónica al Calvario, ésta se hace paso entre las gentes para llegar al Nazareno, al que recibe. Los costaleros del Cristo hacen una reverencia con el trono, simbolizando el momento en el que la Verónica le limpió la cara a Jesús. Justo después, la Santa Mujer se aleja de nuevo entre la multitud.

Tras el tradicional almuerzo de Hermandad, donde los hermanos comparten vivencias y sentimientos, se inicia la procesión de bajada. El Sábado de Gloria se reparten entre los hermanos las flores del Cristo, se coloca a éste en su capilla y su trono es guardado. Así, tras un aperitivo de despedida, los hermanos del Nazareno se despedirán un año más, solo esperando que no se haga larga la espera hasta la siguiente primavera cuando se vuelvan a reunir todos en torno a Él.


Por Antonio Cabezuelo, Costalero del Nazareno

miércoles, 1 de julio de 2009